¿Trabaja en un entorno ruidoso? ¿Sus empleados se quejan de estar cansados o de tener molestias? El trauma acústico o la fatiga auditiva, los acúfenos y la hiperacusia pueden ser las manifestaciones y las consecuencias dramáticas de un accidente de trabajo derivado del ruido.

Conozca estas patologías y cómo evitar daños irreversibles.

Acúfenos e hiperacusia: cuando el trabajo es sinónimo de penosidad

Cuando el entorno de trabajo se vuelve perjudicial para la salud

Actividades en el exterior (construcción y obras públicas), ruido ambiental en el trabajo (espacios abiertos), máquinas en las fábricas, talleres… La lista de ruidos potenciales que pueden afectar a nuestra audición y a la buena salud de nuestros oídos puede llegar a ser larga.

Al observar un día típico de algunos empleados, podemos constatar que están cada vez más expuestos al ruido y a molestias.

De hecho, basta con una exposición prolongada o repetida para que el oído empiece a perder poco a poco sus células ciliadas.
Los traumas sonoros son mucho más violentos y pueden causar una pérdida total de audición.
Además del riesgo de sordera, existen otros síntomas relacionados con el hecho de trabajar en un entorno ruidoso.
Estos se manifiestan por la fatiga auditiva y en ocasiones dan lugar a acúfenos y a una elevada sensibilidad al ruido (hiperacusia).

¿Qué es un acúfeno?

Zumbidos, interferencias, pitidos continuos o intermitentes... ¿Los ha experimentado alguna vez en los oídos o en la cabeza?

Estos ruidos, producidos por el organismo sin fuentes sonoras exteriores, se conocen como acúfenos.

Existen dos tipos de acúfenos:

  • Los acúfenos objetivos:
    LEl médico puede oír la mayoría de ellos. El entorno del paciente también puede oírlos, y están causados por problemas sanguíneos o mecánicos. Son bastante raros, pero se pueden solucionar y tratar rápidamente si se identifican de forma correcta (acúfenos pulsátiles).
  • Los acúfenos subjetivos:
    Son la mayoría de los acúfenos, y solo los oye el paciente. Sus causas siguen siendo poco conocidas y, en última instancia, resultan difíciles de abordar. A menudo se propone tratar los acúfenos de manera integral, especialmente en cuanto a su aceptabilidad, para tolerar mejor la presencia de esos sonidos internos.

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Los acúfenos se asocian frecuentemente con varios síntomas, como la hipertensión, el estrés o la ansiedad.

Hoy en día, el 73 % de los encuestados coinciden en que los acúfenos causan trastornos del sueño, y el 84% manifiestan que ocasionan problemas de concentración.

Del 43 % de los encuestados que han experimentado acúfenos, un 34 % afirman que estos han afectado a su vida social. A pesar de ello, pocos se informan o realizan consultas al respecto, sobre todo los jóvenes.

En algunos casos, los acúfenos van acompañados de hiperacusia, pero pocas personas conocen el término.

¿Qué es la hiperacusia?

La hiperacusia se puede definir como un aumento de la percepción de los sonidos, y denota intolerancia a los ruidos, incluso a los que son ligeros y banales. Dicho de otro modo, una persona con hiperacusia es hipersensible a los sonidos.

Este trastorno de la audición no debe confundirse con la sensibilidad normal al ruido del entorno. Para una persona con hiperacusia, los sonidos se vuelven molestos, insoportables e incluso dolorosos según la intensidad.

La hiperacusia puede ocurrir de forma aislada, pero a veces puede ir acompañada de otros síntomas incómodos, como migrañas (dolores de cabeza o cefaleas) o acúfenos.
Según las estimaciones actuales, alrededor del 40 % de las personas con acúfenos también presentan hiperacusia.

Aquí hay una escala para la hiperacusia:

Fatiga auditiva

Se observa generalmente al final del día o del fin de semana. Suele estar causada por una acumulación de molestias auditivas. En el ámbito ocupacional, se debe a un entorno de trabajo ruidoso.

Hipersensibilidad auditiva

Es una fatiga auditiva más acentuada. Las personas afectadas son sensibles «negativamente», y sufren los ruidos de portazos, objetos que chocan, sirenas... En este caso, podemos hablar de predisposición al trauma auditivo.

Hiperacusia

Cuando tiene lugar un trauma auditivo, el oído interno (células sensoriales) se ve afectado en mayor o menor medida. Se trata de una fase de «lesión».
Por tanto, se pasa de la fatiga auditiva (que se convierte en una manifestación entre otras) a la molestia auditiva, de la hipersensibilidad a la hipersensación auditiva patológica, ya que la escala de las sensaciones se ve totalmente alterada, con o sin pérdida auditiva.
En este último caso, no es que el oído oiga mejor, sino que realiza con dificultad su función de filtro.
Desde un punto de vista práctico, a los afectados les molestan los ruidos que los demás soportan habitualmente: impactos entre objetos, voces fuertes y agudas, el hecho de arrugar papel, etc. Principales manifestaciones: dolor de cabeza, fatiga, sensación de tener el oído taponado.
Aunque es posible seguir realizando las tareas cotidianas, la vida social se ve afectada.
Esta hiperacusia va acompañada de acúfenos de mayor o menor intensidad, según la persona.

Hiperacusia dolorosa

Los ruidos y actividades se vuelven casi traumáticos. La hiperacusia se puede describir como dolorosa porque la exposición al ruido, independientemente de su intensidad (especialmente por encima de los 40 dB) se vuelve molesta, lo cual es sinónimo de dolor.

Desplazarse, trabajar, comunicarse, salir... nada de eso es posible y plantea dificultades.

Aunque el uso de tapones resulta útil y recomendable, en algunos casos no sirve para prevenir ciertas molestias ni evitar recaídas.

A esto se le suman los síntomas físicos:

  • Inflamación del oído interno, que a veces se irradia desde el cuello hasta la mandíbula
  • Oídos taponados, congestionados...
  • Enrojecimiento de la cara con sensación de calor, dolor de cabeza, fatiga

La hiperacusia dolorosa se concibe como incapacitante, aunque no se reconozca como tal.

Los acúfenos se ven acentuados en épocas de crisis y son más difíciles de soportar.
La hiperacusia es un factor de agravación.

Hiperacusia dolorosa y severa

Las personas con hiperacusia están traumatizadas, salen muy poco de casa y se mueven a cámara lenta. Se exacerban las manifestaciones clínicas mencionadas anteriormente.

Como en el caso de los acúfenos, cuando se pregunta a las personas con hiperacusia, todas coinciden en que afecta en gran medida a su vida social (en un 66 %) y a su vida familiar.

En 4.º lugar está la vida profesional, para el 47 %.

Sin lugar a dudas, esto crea daños colaterales, como irritabilidad (71 %), ansiedad, aislamiento de los demás y, a veces, depresión (28 %).

Una de cada tres personas con hiperacusia sufre en silencio, y solo el 25 % de ellas manifiestan haber acudido al médico.

Cuando consultan al médico de cabecera o al especialista, al parecer, a la mitad de ellas no se les propone ningún dispositivo.

Oídos y hándicaps

Ruidos y accidentes laborales

Cuando hablamos de accidentes de trabajo relacionados con el ruido, a menudo pensamos en la industria, la construcción y las obras públicas, en los trabajadores de las fábricas o los trabajadores que manejan máquinas ruidosas o martillos neumáticos.

Evidentemente, estos sectores se ven afectados, pero existen otros sectores o entornos de trabajo que pueden comportar una fatiga auditiva o incluso un traumatismo sonoro.

Tomemos el ejemplo de un choque acústico.

Se trata de un evento electroacústico poco frecuente e impredecible que conlleva niveles de ruido intensos (a menudo cortos) recibidos en los auriculares que utilizan en particular los teleoperadores en los centros de llamadas.

A veces tienen lugar traumatismos sonoros reconocidos como accidentes laborales (hiperacusia, cambio temporal del umbral de audición), que resultan insoportables para los empleados. En estos casos, es necesario poner en marcha medidas para mejorar las condiciones de estos trabajadores.

¿Qué indemnizaciones existen tras un accidente laboral relacionado con el ruido?

Los acúfenos no están bien reconocidos y, con frecuencia, no se reciben indemnizaciones por ellos.

Sin embargo, ya no es necesario demostrar que influyen en la vida cotidiana y que perturban las noches y el equilibrio psicológico.

Hasta hace poco, por ley solo se obtenía el reconocimiento cuando había pérdida auditiva, pero la evaluación de los acúfenos ha ayudado a cambiar la situación favorablemente.

Recordemos un principio fundamental a la hora de analizar y tratar las lesiones personales: «El daño es una afectación de la integridad física, material o moral de una persona a causa de un accidente».

Para que haya un tratamiento, es necesario poder demostrar el vínculo de causa y efecto entre el accidente y la lesión.

La noción de evidencia permite al experto tomar una decisión. Si obedecemos a criterios específicos, es difícil ofrecer con certeza un diagnóstico en el caso de los trastornos neurosensoriales postraumáticos como los acúfenos.

¿Cómo prevenir los acúfenos en el lugar de trabajo?

Es necesario adoptar un enfoque de prevención de los riesgos del ruido, y evaluar los riesgos de forma anticipada.

Las empresas pueden reducir el ruido en la fuente, pero también actuar frente a la propagación del ruido (por ejemplo, aislando o insonorizando las máquinas).

Se recurre a los protectores individuales contra el ruido cuando no se pueden aplicar todos los demás medios de protección colectiva (problemas técnicos o financieros de diferente índole).

Hay distintos tipos de barreras para proteger del ruido: cascos contra el ruido, tapones de oídos con formas o tapones de oídos moldeados.

¿Cuál se debe elegir?

Si desea optar por la comodidad, preservar la comunicación y favorecer la concentración, los tapones moldeados a medida cumplen con los criterios más exigentes del mercado. Protegen al empleado y le permiten adaptarse al entorno sin aislarse.

SEn función de las necesidades de cada persona, el filtro elegido permite atenuar el ruido intenso en determinadas frecuencias o atenuar de forma lineal, lo que facilita la comprensión de una conversación y la adaptación a todos los niveles de ruido.